Por fin un jabón.
Despúes de unos meses que, entre pitos y flautas, idas, venidas, puesta en marcha del blog y de la comunidad de jaboneros, ampliación de círculos, eventos, premios, Tipos 3... o tal vez por dejadez, vagancia, desidia, falta de ganas y de dinero para materias primas (por qué no decirlo), no he hecho ni un puñetero jabón.
El otro día, en un extraño momento de lucidez, me dije: " A ver Carlinos, esto no puede seguir así, llevas tres meses mareando la perdiz y eso no es serio, así que o jaboneas un poco o te dedicas a la poesía"
La elección no podía estar más clara habida cuenta de que nunca he sido capaz de rimar más allá de corazón con camión, deseo con a donde mire te veo, si te doy un beso no salgo ileso y ese tipo de cosas tan sosas y horrorosas...(vamos a dejarlo ahí).
Así que no me quedaba más escapatoria que hacer un jaboncito...
"¿Y por qué un jaboncito pudiendo hacer un jabonazo de los de verdad?, si resulta que tengo macerando desde hace meses un montón de oleato de bayas y hojas de laurel en aceite de oliva virgen y por si esto fuera poco, y despúes de pegarme un ímprobo currazo con los, calculo yo, 4000kg de bayas que recogí este otoño y las, calculo yo, 3000 horas invertidas en el proceso, también cuento con la escalofriante cantidad de 150gr de manteca de laurel que está más que lista y pidiendo a gritos ser usada antes de adquirir vida propía. Pero si hasta tengo aceite esencial de laurel que compré para una ocasión como esta y que después dejé olvidado en la alacena. Y ante todo y por encima de todo tengo un pedazo sello de Omar (http://elomar-pasitoapasito.blogspot.com.es/) sin estrenar y al que tengo que rendirle cumplido homenaje. ¿Pero cómo puedo llegar a ser tan burro de no haberme dado cuenta antes de los tesoros que tengo a mi disposición?"
Pues venga, manos a la obra. Evidentemente con la lista que os acabo de enumerar el "jabonazo de los de verdad" no puede ser otro que un Alepo, aunque la verdad no se que opinarían mis amigos sirios de mi atrevimiento al llamarlo así, seguramente es más correcto decir que el jabón es de laurel al estilo Alepo. Aún recuerdo el rebote que me pillé cuando siendo bastante más joven de lo que ahora soy y quizá por eso bastante más intransigente, un amigo me invitó a un "queso Cabrales que hacían en Burgos". Siendo asturiano como soy (de nacimiento y de vocación) aquello era más de lo que yo podía soportar y el susodicho Cabrales burgalés casi nos causa un disgusto y el fin de una amistad que prometía ser eterna. Hoy, pasados ya un montón de años puedo deciros que la amistad no fue eterna y que el queso, aunque no fuera de Cabrales, estaba cojonudo. Así que si entre mis lectores se encuentra algún sirio con apego a las denominaciones de origen le pido disculpas e intentaré enmendar mi atrevimiento haciendo justicia a su jabón, su historia y sus excepcionales cualidades.
Sirva también esta entrada de rendido homenaje y sincero apoyo y solidaridad con ese pueblo que, una vez más y debido a la falta de humanidad y abundancia de despótico desprecio por las clases más desfavorecidas por parte de los que tienen el poder y los privilegios (los de siempre, vamos) está soportando y padeciendo una trágica guerra civil con miles de muertos y millones de desplazados. Lo que empezó siendo una protesta se ha convertido en una auténtica tragedia humana ante la indiferente mirada de los países desarrollados (lo de siempre, vamos).
Va por ese pueblo:
Este maravilloso jabón es originario de la antiquísima ciudad de Alepo, conocida en la Antigüedad como Khalpe, Beroea para los antiguos griegos, y Halep para los turcos, está situada al noroeste del país y se encuentra en una posición estratégica a mitad de camino en la ruta comercial que une la costa mediterránea y el Éufrates. Está considerado el primer jabón sólido del mundo y su modo de fabricación, que se remonta a más de 2.000 años no ha tenido variación hasta nuestros días. El aceite de oliva, el agua y la sosa se mezclan en enormes calderos cuya pasta es removida continuamente (noche y día) con palas de madera durante varias jornadas. Realizada la cocción y completado el proceso de saponificación se añade el aceite de laurel. Una vez comprobada su calidad por el maestro jabonero se extiende sobre el suelo, se corta en trozos rectangulares y se seca en lugar fresco, oscuro y seco durante unos 9 meses.
La técnica de elaboración de estos jabones llegó a Europa por medio de las cruzadas, en el siglo XII y es el origen de los jabones artesanales italianos (Savona), españoles (Castilla) y franceses (Marsella) basados en el aceite de oliva.
Es adecuado para todo tipo de pieles, en especial aquellas que son sensibles y con problemas de dermatitis, psoriasis, acné, ezcemas, quemaduras e irritaciones. Es antiséptico, antioxidante y antiinflamatorio gracias al laurel y humectante, suavizante, hidratante, regenerativo y nutritivo y unas cuantas cosas más gracias al maravilloso y nunca demasiado laureado (nunca mejor dicho) aceite de oliva.
Y como hoy estoy que lo regalo en vez de las acostumbradas 3 ó 4 fotitas os dejo 14, la verdad es que me quedaron tan chulas (o eso al menos me parece a mi) que como no sabía con cuál quedarme al final decidí ponerlas todas y que seáis vosotros quienes escojáis las que más os gusten.
Por cierto, deciros que os aseguro que cuando salí de casa con mis jabones y la cámara de fotos rumbo a la casa de la aldea, estos eran de un color verde intenso y precioso que ya por el camino se fue poniendo pastel para acabar, medía hora más tarde, de este color marroncillo que veis en las fotos. Es algo normal en este jabón al oxidarse en contacto con el aire pero me sorprendió bastante en esta ocasión la velocidad de la metamorfosis cromática que incluso se aprecia de una foto a otra. En teoría, pero no pienso hacer la prueba, si los cortase su interior seguiría siendo de ese verde laurel que apetece comerlo.
¿Te ha gustado la entrada, te ha parecido al menos interesante o piensas que mejor me dedico a la poesía...?
Déjame por favor tu opinión en forma de comentario, es la única manera que tengo de saber si voy por buen camino.
Muchísimas gracias si has llegado hasta aquí y si no, pues también. Un saludo.